Cuando falla el fÃsico, el corazón le da a los jugadores la fuerza para seguir luchando. Una historia moderna y otra antigua que muestra lo apasionante de la CONMEBOL Copa América.
Francisco Silva no sabe hacia donde dirigir su mirada. Arriba, al portero rival, al balón… Aun así, parece concentrado y confiado. Cansado evidentemente luego de 120 minutos de partido. De anotar, le darí el título de la CONMEBOL Copa América Centenario a su equipo, Chile, y el bicampeonato en el torneo. Acomoda la pelota en el punto penal, ocho pasos hacia atrás y un resoplido, en el medio campo, sus compañeros se abrazan expectantes. Los rivales también. Para agregarle suspense a la situación, el árbitro brasilero Héber Lopes indica a Claudio Bravo hacerse al otro lado del arco. Trote del portero que demora el cobro. Pero se le permite, y los chilenos no le reprochan.¿Cómo hacerlo si acababa de atajar el cuarto cobro a un agotado Lucas Biglia? En frente, el argentino Sergio ‘Chiquito' Romero esperaba atajar ese penalti, tal y cómo lo hizo a Arturo Vidal en el primer cobro de la tanda en el MetLife Stadium, de Nueva Jersey. Por fin llega Bravo al otro sector del área, y Lopes autoriza el cobro. Una última mirada a la porterí para confirmar el lugar a dónde iba a enviar el balón. Cobro cruzado a su izquierda, Romero vuela al palo contrario. El balón entra y Chile es bicampeón de América. Una definición de título que se jugó desde el primer tiempo con 20 hombres tras la expulsión de Marcelo Díaz y Marcos Rojo, pero única e irrepetible, como cada una de la competición. Desde sus inicios la Copa, se juega con el corazón. Cuando las piernas y el fÃsico fallan, ese importante órgano del cuerpo indica que se debe continuar. No hay espacio hacerle caso a la mente y rendirse no es una opción, pues cada jugador carga con la responsabilidad de representar a todo su país. Una final de 150 minutos En 1919, el 2-2 entre Brasil y Uruguay dejó empatado el Campeonato Sudamericano de Fútbol. Serín precisamente la selección canarinha y la celeste las que en un nuevo partido debín definir el título. La crónica del juego escrita por el historiador brasilero Thommaz Mazzoni cuenta que todo Brasil se paralizó. El gobierno decretó la suspensión de todas las actividades. Bancos y comercio cerraron sus locales. Todo el país iba a poder disfrutar del juego. Tras el tiempo reglamentario y un 0-0 en el marcador, se debí jugar la prórroga: dos tiempos de ¡30 minutos cada uno! Algo impensable en el fútbol de hoy en dí, pero algo que se dio en los inicios de la Copa América. Agotados y sin energí, brasileros y uruguayos enfrentaron el tiempo adicional con gallardí y corazón. A penas iniciaba el segundo tiempo extra, cuando Arthur Friedenreich logra capitalizar un débil rechazo del portero Cayetano Saporiti, tanto suficiente para darle el sufrido título a Brasil, que puso a vibrar no solo a las 26.000 personas en el estadio Laranjeiras, sino todo un país. En los últimos 28 minutos de juego ambos equipos dejaron todo en la cancha, pero fue finalmente Brasil el que levantó el título, hace exactamente 100 años. La CONMEBOL Copa América es un torneo que se juega con el corazón. Todo el continente Vibrará, pero solo uno país se quedará con el título.¿Estás listo para disfrutar del torneo más antiguo de selecciones del mundo?